Movida en la izquierda catalana

ICV se mantiene firme en la bancada de la oposición del Parlament, azuzando el rechazo a los recortes del Ejecutivo de CiU, recordando sus pactos recurrentes con el PP y denunciando una política neoliberal que, en tiempos de crisis, resulta cruel con las capas populares. Oposición inequívoca de izquierdas y ecologista. El verde gana espacio al rojo en su bandera, después de la alianza estatal con Equo. Es una cuestión de modernidad. Sin incomodar a sus compañeros de EUiA, la Iniciativa de Joan Herrera, Dolors Camats, Laia Ortiz y Marc Rius prefiere una marca más homologable a nivel europeo como Juan López de Uralde antes que Cayo Lara e IU. Más verde que comunista.

ICV es la única fuerza que no renegó del tripartito y resistió electoralmente, pese a la crisis global de la izquierda. Sus antiguos aliados en la Generalitat llegaron a las urnas con un gran complejo respecto a su obra de gobierno. En el caso de ERC, se le sumó la enésima escisión interna y una pugna de egos, que se tradujo en un precipitado relevo del cabeza de cartel. De 21 a 10 diputados. La magnitud del mordisco de CiU fue monumental, y la «nueva» ERC, ungida el sábado por Joan Puigcercós en un congreso plácido y ejemplar, se ofrece a pactar con los nacionalistas como gesto de retorno al centro en el eje social y para visualizar la priorización nacional, ahora que predomina la idea que el soberanismo es dominante entre el catalanismo.

La dirección republicana de Oriol Junqueras y Marta Rovira niega que apostar por el espíritu de Francesc Macià (nación) sea incompatible con el de Lluís Companys (izquierdas). Y el diputado en Madrid Joan Tardà se apresura a taponar la vía de agua antes de que la cantinela según la cual ERC gira a la derecha se convierta en el nuevo frame del partido hegemónico del independentismo. Tiempo al tiempo, pero un desplazamiento de ERC al centro, dilapidando el proyecto de «izquierda nacional», obra póstuma inacabada de Joan Ridao, dejaría un hueco en la izquierda, es decir, allá donde no está CiU. Una oportunidad histórica para el PSC si rompiera definitivamente la etiqueta de sucursalista del PSOE.

Hay electores que, en alguna ocasión, han votado PSC, ERC o ICV que difícilmente irán a la casa gran de CiU y que están muy desorientados, incluso abatidos. Los vaivenes socialistas, en pleno debate precongresual y con aspirantes a líder que florecen cada semana (Àngel Ros, Joan Ignasi Elena, Pere Navarro, Carme Chacón, quizá Miquel Iceta...), no clarifican el escenario a los catalanistas de izquierdas que tienen su corazón más cerca de la plaza de Catalunya (icono del movimiento 15-M) que de las calles de Nicaragua, Calàbria o del Passatge del Rellotge. Mientras esperan, la abstención les atrae.

(Article publicat a El Periódico de Catalunya.)

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