La conyeta de Sergi Pàmies
El text complet de La izquierda se maquilla:
En El
intermedio (La Sexta) del lunes salieron a la calle a preguntar qué programas de
televisión gustan a la gente. Es una encuesta recurrente, aunque siempre
sorprende comprobar que los encuestados intentan parecer más culturalmente
correctos de lo que indican los índices de audiencia. Thais Villas, la reportera
encargada de interpretar una escena mil veces repetida, planteaba este dilema:
"¿Eres más de Informe semanal o de Dónde estás, corazón?".Y viendo que casi
todos respondían que de Informe semanal,Villas los remataba con una pregunta
para la que no tenían respuesta: "¿Sabes quién lo presenta?". La sección en
cuestión se llama Barrio rico, barrio obrero.El nombre sorprende, ya que si
parafrasea la gran serie Hombre rico, hombre pobre,lo lógico sería hablar de
barrio pobre en lugar de obrero.Así pues, es legítimo sospechar que pobre
aplicado a un barrio debió de parecerles demasiado irrespetuoso a los
responsables del programa, cuyo contenido no esconde sus simpatías y tendencias.
Sin embargo, si esa es la razón para intentar hacer pasar obrero como sinónimo
maquillado de pobre,contradice los postulados de un formato que, desde el primer
día, ha proporcionado grandes momentos de buen humor. Puestos a cogérnosla con
papel de fumar demagógico, ¿por qué no llamarla Barrio empresarial, barrio
obrero?
Otro momento sospechoso: el reportaje sobre el presidente Ernest
Benach de Entre línies (TV3). A primera vista, fue una reivindicación de los
innegables valores de la política, informativamente justificada por los cinco
años de presidencia del Parlament. Se habló de la dedicación, el sacrificio, las
cuatro horas diarias de coche, los momentos de ocio, su faceta de "president
2.0" (así lo definió su colaborador Saül Gordillo, una de nuestras eminencias en
nuevas tecnologías soberanistas), sus perros, su casa de campo… Vimos a sus
adversarios políticos subrayando las virtudes de Benach, se habló de su iPod, de
su Facebook, le vimos comprando huevos, marcando perfil humano y leer periódicos
como El Punt y el Avui (curiosamente no salió leyendo Mundo Deportivo,con el que
colabora). Pero, teniendo en cuenta lo reciente de la aparatosa polémica sobre
el coche oficial y sus accesorios, incluso pensando bien uno no podía dejar de
pensar que se trataba de un ejercicio de propaganda encubierta. Pensando mal, en
cambio, se trataba de un ejercicio de propaganda descarada.